Jueves, 2 de Mayo de 2024

El carnicero de Zárate habría golpeado con un palo al ladrón después de arrollarlo

En medio de la polémica desatada por la implementación de "justicia por mano propia", un video complica el relato del carnicero. Nuevas imágenes muestran cómo presuntamente el comerciante que atropelló y mató a un ladrón, le pega con un palo cuando está tirado en el piso. Daniel Oyarzún está acusado por el delito de "homicidio simple".

19-09-2016


El caso de Daniel Oyarzún desató la polémica. Víctima o victimario. Una manifestación de vecinos pidiendo por su liberación. Un diputado provincial pagando las cuentas de un abogado defensor. Y hasta un Presidente opinando (casi sugiriendo a la justicia) que "el carnicero" debe esperar en libertad su juicio, porque es "un hombre de bien, sin peligro de fuga", un eufemismo para decir que no es lo mismo él que un simple homicida.

Oyarzún, atropelló y mató a un delincuente que había asaltado su carnicería en el partido bonaerense de Zárate. Las imágenes dieron vuelta por todos los medios y redes sociales. Se lo ve al delincuente atrapado por el automóvil, contra un poste, y una decena de personas alrededor insultándolo. Nadie se preocupa por su estado de salud. Nadie sugiere siquiera, sacarle el auto de encima. Y el carnicero, que salió a correrlos cuando ya había sido asaltado (no en defensa propia, sino en tal caso, bajo "emoción violenta").

La explicación de la defensa del carnicero es que no quiso hacer lo que hizo. O al menos, que no perseguía el resultado "muerte", sino que enceguecido simplemente lo siguió para recuperar su dinero. Y que lo atropelló pero no por acelerar, sino por frenar el auto. Lo que nunca dijo, y ahora parecería desprenderse de las imágenes que se conocieron este lunes, es que una vez que consiguió detenerlos no le alcanzó con tenerlo aprisionado con su auto, sino que también le habría pegado con un palo.

En las imágenes se lo ve al ladrón tendido en el suelo tras ser embestido por el auto, mientras el carnicero le grita con un palo en la mano.

La semana pasada, Oyarzún había recibido apoyo de todo el arco político del oficialismo. Además del mensaje que el propio Mauricio Macri le envió a la justicia antes que se decidiera si debía seguir detenido o no, el vicepresidente de la Cámara de Diputados de la provincia, Manuel Mosca, fue hasta Zárate para dar apoyo a Daniel Oyarzún, y de paso, ocuparse de los gastos de un abogado particular para que lo defienda.
"Está claro que tenemos que resolver el problema de la inseguridad, que es un problema profundo y complejo, pero ya estamos avanzando en una articulación en el gobierno nacional y provincial para resolverlo. Daniel es un laburante que todos los días se levanta y hace lo que corresponde como ciudadano. La justicia debe tomar nota de esto", dijo en ese momento Mosca.

El legislador de Cambiemos aseguró que "es muy importante en esta etapa que está por venir, luego de la liberación de Daniel, que el proceso judicial ponga foco en escuchar a la víctima. Por eso, nuestro compromiso de poner la Cámara de Diputados al servicio de este tema y de impulsar fuertemente la iniciativa que presentó la gobernadora María Eugenia Vidal y el ministro de Justicia Gustavo Ferrari sobre un Plan de Asistencia a las Víctimas".

También señaló que "el debate mano dura o garantista es un debate viejo, la sociedad quiere que la cuidemos y que hagamos valer el peso de la ley en contra de aquellos que comenten delitos. Lo más importante del cambio que se votó el año pasado es que estamos del lado de la gente".

Lo cierto es que ese debate tal vez sea viejo, porque con el apoyo implícito y explícito que han dado en los últimos casos los funcionarios de Cambiemos, el mensaje hoy es "vía libre para la justicia por mano propia" y de paso, para los excesos. Se ve en el accionar de fuerzas de seguridad que reprimen sin sentido (como a los jubilados en el Puente Pueyrredón hace algunas semanas, o a los vecinos de Pilar este domingo en ruta 8) y también, cuando más que "justicia" es cacería y la burda y simple aplicación de la pena de muerte en un país que la prohíbe, aun cuando ésta ni siquiera es "ojo por ojo" sino, como en este caso, "muerte por robo".



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